miércoles, 3 de agosto de 2011

El día que Amy me hizo quedar mal

Sí, así es, Amy y yo teníamos una especie de pacto (Ficticio pues, sin conocernos , claro), el mismo que tengo con todos los músicos que admiro y no entran en la categoría de "clasicos" y es muy sencillo, mi deber es defenderlos a toda costa de la infinidad de personas que opinan que lo de antes está bien hecho y lo moderno no. Por supuesto defendí a Amy contra los seguidores de gente como Janis Joplin, casi casi les decía, "ah, pero Amy no es una depresiva que va a terminar muerta en su habitación de lujo" y miren... me falló.

A diferencia de muchos melómanos, no tengo la consigna de idolatrar a cuanto suicida se haga famoso al abandonar el envoltorio decadente llamado cuerpo humano, de hacer de un muertillo un dios encerrado eternamente en un poster. Simple y sencillamente por que considero que cuando el alcohol (o su droga preferida) rebasa su amor por la música algo pierde sentido; ¿cómo es posible que quién dice ejercer el arte y oficio de la música prefiera estar tirado en un rinconcito picándose el brazo que componiendo alguna canción o tocando la guitarra o la trompeta?.

Cuando murió Kurt -como buen fanático fundamentalista que era de Nirvana- de inmediato me sentí engañado, Me juró que no tenia un arma!, lo cantó claramente en Come as you are, entonces?...
Ahora que Amy se fue de un pasón (si eres de los que creen que se desconocen las causas, ya mejor ni sigas leyendo) seguramente podremos esperar la continuación del excelso Back to Black (donde al menos fue sincera, cantaba que no se quería rehabilitar, no, no y no) donde seguramente podremos escuchar una búsqueda de ritmos más adentrada en el ska y las baterías motown, tal y como nos vendieron "Back to black deluxe". Como dato curioso, el productor de los discos de Amy es nada menos que el hijo de Mick Ronson, Mark (del mismo apellido) quien se hizo famoso al ser el guitarrista perfecto para el sonido que Bowie buscaba a finales de los 70´s.

Y sí... efectivamente las drogas destruyen. Bueno, de vuelta al luto.